Viajamos a Senegal para conocer a Madeleine Senghor. Nos la presenta Jesús Martín, director y co-Fundador de la Asociación de Turismo Sostenible, Aethnic.
Madeleine Senghor nació hace 35 años en el pueblo de Mlomp, situado en el sur de Senegal. “Con 3 años sufrí la polio y desde entonces voy en silla de ruedas”, explica. “Ello no me ha impedido estudiar hasta un grado medio y poder desarrollarme en la vida. Una monja, sor Monique, nos ayudó a todo el grupo de mujeres de la cooperativa para conseguir sillas de ruedas que nos ayudan mucho en nuestro día a día”, recuerda.
“Es una mujer sencilla, pero de una fuerza y voluntad extraordinaria”, nos cuenta Jesús. Los porta pasaportes de Aethnic que se entregan a los viajeros están diseñados y fabricados por la cooperativa que Madeleine dirige. Porque tener movilidad reducida no le ha impedido conseguir sus metas.
“Siempre he trabajado mucho y nunca me he rendido por mis problemas de movilidad, añadidos a mi situación de madre de familia. He tirado adelante mi familia con mi enfermedad y me siento una persona útil para enseñar a otras mujeres a desarrollarse y no parar nunca de crecer y aprender”, afirma.
“Las mujeres no deben creer que son inferiores por ser mujeres, tienen que dejarse de complejos y ayudar a las otras mujeres y amigas tanto como puedan cuando tengan problemas. También tienen que dejar de pensar que no pueden llegar a ocupar puestos de responsabilidad o hacer una carrera universitaria”, añade. Considera que las mujeres pueden aportar “buena gestión e inteligencia, alegría y empuje para afrontar los retos de la vida.”
Para Madeleine, las mujeres son las que llevan el peso de las familias, muchas veces también la economía y cuidan a hijos y nietos. “Deben dar buen ejemplo a las hijas e hijos para que el día de mañana sean buenos jefes de familia y buenas personas respetadas por todos”.
Pero para esta mujer senegalesa también es importante la conservación de nuestro entorno. “Como mujeres debemos cuidar y respetar la naturaleza. Porque la tierra es fuente de la vida, desde siempre ha sido muy importante para nuestro pueblo: la comida, los medicamentos… todo proviene de la misma. Tenemos que conservarla para que nuestros hijos puedan disfrutarla”.
“Ayudar a los más débiles o a quién lo necesite; estudiar y aprender; y vivir la vida en comunidad con los demás”, son las tres cosas más sagradas de la vida para Madeleine. Y lo que más le duele ver es el hambre en el mundo, las guerras, los gobiernos corruptos y a gente que muere por no tener medicación a su disposición. Por el contrario, le agrada ver a gente feliz, a su familia y que su marido la respete y la quiera.
“Me gustaría que se respetara a la gente con problemas de movilidad. No quiero oír hablar de minusválidos o disminuidos… Puede ser que las piernas no te funcionen, pero la cabeza, sí”. Y concluye: “Los hombres y mujeres con movilidad reducida estamos aquí para ganarnos la vida por nosotros mismos”.
¿Qué mensaje le darías a las mujeres del mundo?
Ayudar a los hombres en todo lo que puedan para llevar la familia. También deben desarrollarse en todos los ámbitos sin ningún tipo de complejo. Estudiar es imprescindible para poder ser libre y que no nos engañen, los estudios nos permiten defendernos ante las injusticias.
¿Qué mensaje le darías a los hombres del mundo?
Los hombres, los cabezas de familia, tienen muchas responsabilidades. Les diría que trabajen mucho para que la mujer les siga, y que deben dar buen ejemplo a los hijos. Los hombres que no trabajan y no aportan nada no son un buen modelo para sus hijos, que son el futuro del mundo.
Un consejo para tus hijos.
Que estudien mucho para poder tener un buen trabajo. A mi hija, le diría que cuide la casa y mantenga el hogar y la familia. Que sea trabajadora y dé buen ejemplo para que así cuando crezcan sean buenas madres y mujeres responsables de la familia.
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