Tarannà, con las comunidades indígenas

El 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que sirve para reivindicar más que nunca la inclusión, participación y aprobación de los pueblos indígenas en un sistema que beneficie a todos.

Hay más de 476 millones de pueblos indígenas que viven en 90 países de todo el mundo, lo que representa el 6,2% de la población mundial, tal y como recoge Naciones Unidas.  Los pueblos indígenas son los poseedores de una gran diversidad de culturas, tradiciones, idiomas y sistemas de conocimiento únicos.

Los pueblos indígenas se encuentran entre los grupos más desfavorecidos del mundo. “Excluidos de los procesos de toma de decisiones, muchos han sido marginados, explotados, asimilados por la fuerza y sometidos a represión, tortura y asesinato cuando levantan la voz en defensa de sus derechos. Por miedo a la persecución, a menudo se convierten en refugiados, y a veces tienen que ocultar su identidad y abandonar su idioma y sus costumbres tradicionales”.  Con esta crudeza describía las Naciones Unidas, en un documento de la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001.

La pandemia de COVID-19 ha expuesto y exacerbado muchas desigualdades existentes, afectando de manera desproporcionada a poblaciones de todo el mundo que ya sufrían pobreza, enfermedad, discriminación, inestabilidad institucional o inseguridad financiera. Desde la perspectiva de los pueblos indígenas, el contraste es aún más marcado.

¿Cómo tus viajes afectan a las comunidades locales?

Este es uno de los aspectos más relevantes del turismo de experiencias. Se suceden varias situaciones, dependiendo del destino, de sus costumbres y de los impactos negativos anteriores en estas pequeñas poblaciones.

Algunos errores que se han cometido en el sector turístico han perjudicado seriamente el buen desarrollo de estas comunidades, que han dejado de realizar sus actividades productivas habituales por el turismo.

Prácticas habituales a evitar:

  • Recurrir a las comunidades, que “se disfrazan” para ofrecer una actividad turística, y en ese camino han perdido su identidad.
  • Reflejar una actitud paternalista ante ellos.
  • Comercializar momentos con donaciones económicas, sobre todo a los niños.
  • Visitar comunidades o poblaciones de manera masificada.

Prácticas que poner en marcha: 

  • El respeto es la mejor tarjeta de presentación en todo el Mundo.
    Disfrutemos al máximo las diferencias culturales, al viajero le apasiona, la diversidad.
  • Cuando estemos en otro país, nosotros viajeros, somos los invitados. Respetemos sus costumbres y cultura, no actuemos como “clientes de un país”.
  • No dar dinero a los niños, aunque éstos nos insistan. Los niños han de saber que ir al colegio será su futuro. Evitaremos que falten a clase para conseguir dinero rápido.
  • En países en vías de desarrollo no es aconsejable dejar medicamentos en las poblaciones, ya que puede ser un riesgo para la integridad física de los que los reciben, si no saben suministrarlos correctamente. Hay que asegurarse de dejarlos en hospitales o entidades sanitarias que hagan un buen uso de los mismos, también así evitaremos tráfico de intereses.
  • Aceptar con positividad y paciencia posibles risas que se generen a nuestro paso, una posible negación a entrar en un sitio que no acepta turistas, burocracias lentas en fronteras…
  • Respetar las normas y costumbres en lugares de culto.

Descubre más prácticas aquí.

 

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